miércoles, 16 de enero de 2013


Lecturas de otra naturaleza: Sobre las dificultades de obtener respuestas en el campo de la lectura, los lectores y sus efectos.

Los debates sobre la validez, la pertinencia y la eficacia de las metodologías de investigación en las Ciencias Sociales llenan tratados de epistemología. Sin embargo lejos de tener respuestas definitivas, a la  hora de abordar un investigación –aun una de pequeña envergadura y modesto alcance- lo que se multiplican son las preguntas.
La asepsia parece imposible cuando se trata de seres humanos y el control de las variables, de una complejidad que abruma.
Sin duda las encuestas y las estadísticas vinieron a aportar una distancia –objetividad- prometedora. La claridad de los datos que arrojan hace más sencillo, o parece que hace más sencillo, arribar a conclusiones, encontrar causalidades, en fin, arrojar alguna luz que imaginamos llegará luego a los que deben tomar decisiones.
Pero también, y esto creo que no hay que olvidarlo, dejan de lado lo particular.
Y aquí creo que la casuística, la etnografía, aportan una perspectiva interesante porque justamente se acercan de otro modo al “objeto”. Ponen el foco en esos relieves que escapan a la multitud. Es más costoso en muchos sentidos, llevan más tiempo y tienen algo de “artesanal”, de minuciosidad porque se ocupan de las grietas que se advierten solo con el acercamiento. Las superficies tersas, a veces, son solo una ilusión que resulta de la distancia del que mira.
La elección de la herramienta metodológica no es inocente, como toda intervención en el campo de lo social implica una posición ideológica y ética.
Lo interesante aparece cuando se admite la duda, la pregunta, y el cruce de perspectivas. Cuando lo inmediato, lo urgente, deja lugar al sentido. A la pregunta de para qué. Y claro, cuando el investigador (académico o modesto pensador en su causa personal) no olvida la complejidad, la enorme densidad de lo humano que va desde lo que aparece sobre la superficie hasta lo que resulta un enigma incluso en sí mismo para cada uno.

Gracias a Natalia Porta López, Antonio Santa Ana, Sandra Siemens, Germán Machado y todos los que se entregan al juego del diálogo con opinión, por hacer de pequeños espacios, espontáneos foros de debate. Porque nada es más estimulante que pensar con otros.



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