lunes, 21 de enero de 2013


Maqueta
Iris Rivera/Luciana Fernández
Calibroscopio 2012.

Es un libro con sustancia poética. Hecho de cartón, arena y agua. Escrito sobre la piel de los que se la juegan. Se juegan el pellejo. De palabras/imágenes que muestran la persistencia de lo que podría ser el resto, lo inútil, lo que sobra en este mundo. Y la perplejidad frente a los que están para flotarse solitos. Los que saben que flotan pero por las dudas se quedan en el palco, a la distancia es más seguro. Y más cómodo ¿Quién está dispuesto a renunciar a su comodidad? A ensuciarse, diluirse, perderse en el fluir caudaloso que propone este libro del que no se sale confortado. No. Se sale rasgado, roído, desacomodado:

“El suelo y los cerros eran de arena,
pero el río que bajaba era de agua.
Ni de pétalos de rosa ni de escamas de jabón.
De cartón, arena y agua era la aldea.
Y un puente de alambre cruzaba el río.”

Para lectores valientes de cualquier edad, con ganas de jugársela, de no salir igual. De fundirse con el barro, ser chasquido de papel manteca, arrojarse al agua del decir poético de Iris Rivera& Luciana Fernández.

miércoles, 16 de enero de 2013


Lecturas de otra naturaleza: Sobre las dificultades de obtener respuestas en el campo de la lectura, los lectores y sus efectos.

Los debates sobre la validez, la pertinencia y la eficacia de las metodologías de investigación en las Ciencias Sociales llenan tratados de epistemología. Sin embargo lejos de tener respuestas definitivas, a la  hora de abordar un investigación –aun una de pequeña envergadura y modesto alcance- lo que se multiplican son las preguntas.
La asepsia parece imposible cuando se trata de seres humanos y el control de las variables, de una complejidad que abruma.
Sin duda las encuestas y las estadísticas vinieron a aportar una distancia –objetividad- prometedora. La claridad de los datos que arrojan hace más sencillo, o parece que hace más sencillo, arribar a conclusiones, encontrar causalidades, en fin, arrojar alguna luz que imaginamos llegará luego a los que deben tomar decisiones.
Pero también, y esto creo que no hay que olvidarlo, dejan de lado lo particular.
Y aquí creo que la casuística, la etnografía, aportan una perspectiva interesante porque justamente se acercan de otro modo al “objeto”. Ponen el foco en esos relieves que escapan a la multitud. Es más costoso en muchos sentidos, llevan más tiempo y tienen algo de “artesanal”, de minuciosidad porque se ocupan de las grietas que se advierten solo con el acercamiento. Las superficies tersas, a veces, son solo una ilusión que resulta de la distancia del que mira.
La elección de la herramienta metodológica no es inocente, como toda intervención en el campo de lo social implica una posición ideológica y ética.
Lo interesante aparece cuando se admite la duda, la pregunta, y el cruce de perspectivas. Cuando lo inmediato, lo urgente, deja lugar al sentido. A la pregunta de para qué. Y claro, cuando el investigador (académico o modesto pensador en su causa personal) no olvida la complejidad, la enorme densidad de lo humano que va desde lo que aparece sobre la superficie hasta lo que resulta un enigma incluso en sí mismo para cada uno.

Gracias a Natalia Porta López, Antonio Santa Ana, Sandra Siemens, Germán Machado y todos los que se entregan al juego del diálogo con opinión, por hacer de pequeños espacios, espontáneos foros de debate. Porque nada es más estimulante que pensar con otros.



miércoles, 9 de enero de 2013


La entrevista
Liliana Bodoc
Alfaguara, 2012.

Agradezco tanto como lectora cada vez que entro a un libro, me sumerjo sin darme cuenta en qué minuto ha sucedido y no vuelvo a la superficie hasta el final. No me refiero a esos libros que me demandan una lectura voraz, en la que se impone la velocidad por sobre la degustación sino a los que me capturan por su arte, me llevan por senderos interiores, se despliegan dentro de mí. Y esto me sucedió con La entrevista.
Es una novela juvenil, sin embargo, no hay concesiones. Hay personajes que son jóvenes, está presente su mundo, sus muros de Facebook, la música que  escuchan y todo un imaginario que no subsume de ninguna manera y en ningún momento la materia de la escritura. Como siempre Liliana Bodoc se entrega al “tesoro de la lengua” y dispone de él para nosotros, los lectores.
El relato crece con un clima dramático. Al principio ondulante y luego cobra intensidad hasta una escena mágica. Un momento exquisito en el que el actor entrevistado por los chicos urde una ilusión. Y a partir de ese asombroso artificio todo deja de parecer lo que parecía.  Y cada uno, es.

viernes, 4 de enero de 2013


Un artista del hambre
Franz Kafka.

Se puede llegar a un libro, a una lectura, de muchas maneras. Una de mis favoritas es un comentario intrigante de un buen lector. Esta vez vino de mi amiga Laura Maccioni.

Es un cuento bello sobre un asceta que hace de la ausencia del deseo un arte. De la supresión, una poética. Una economía que invierte la lógica de la abundancia y el exceso hasta mostrar la belleza exquisita del vacío:

“Un pequeño estorbo en todo caso, un estorbo que cada vez se hacía más diminuto. Las gentes se iban acostumbrando a la rara manía de pretender llamar la atención como ayunador en los tiempos actuales, y adquirido este hábito, quedó ya pronunciada la sentencia de muerte del ayunador. Podía ayunar cuanto quisiera, y así lo hacía. Pero nada podía ya salvarle; la gente pasaba por su lado sin verle. ¿Y si intentara explicarle a alguien el arte del ayuno? A quien no lo siente, no es posible hacérselo comprender.”

Kafka escribió este relato corto en 1922, pero  no fue publicado  hasta después de su muerte en 1924, como el artista del hambre, como el diminuto hatajo de huesos que exhibe el punto de fuga, el lugar del olvido y de la ausencia.